Tengo que reconocer que la pereza casi me impide comenzar la pequeña narración de la espléndida excursión que llevamos a cabo el pasado sábado.
Saliendo con el coche, todos juntos desde La Estación de El Espinar hasta la Panera, comenzamos una subidita suave por caminos bien trazados hasta llegar a un cortafuegos de pendiente fuerte y piedras sueltas, pero que abandonamos por su izquierda en pocos metros de ascensión para caminar por terreno alfombrado de hierba y agujas de pino hasta alcanzar un collado que nos presentó una cómoda subida hasta la misma cima del Mostajo.
La niebla sólo nos permitió ver el valle del río Moros, porque toda la zona sur estaba cubierta de niebla y nos perdimos las vistas de Guadarrama pueblo.
En la cima nos tomamos un pequeño tentempié y comenzamos la bajada por una ruta algo más suave que nos permitió entretenernos viendo setas, pocas, desde luego, helechos amarillos y todo con una temperatura indigna para la sierra en el mes de noviembre.
Conteplamos pinsapos, alerces y sequoyas que abrigan una casa de forestales, famosa, no por el docto oficio del arquitecto preciada, sino por los encuentros secretos que los pueblos y gentes del poder mantuvieron otrora.
Yo sigo sin cansarme y no quiero dejar pasar la ocasión de comentar cómo acaba la excursión en el restaurante de la asociación de san Antonio: Comida de lujo, mejor aún, como en casa. En pocos manteles con plata se comerá mejor que en este comedor.
Y una vez más, después de compartir unas horas horas juntos, se demuestra que lo mejor de estas excursiones son los excursionistas.
Las fotos detalladas AQUI
martes, 17 de noviembre de 2009
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