jueves, 11 de agosto de 2016

Granada-Veleta 2016



El 7 de agosto a las 07:15 comenzaba la subida al Veleta desde la ciudad Granada.

 Desde cualquier punto la Alhambra es bella
 



Día 6, recogida de dorsales en el Hotel Macía Real Alhambra.
 
Cartel anunciador e ilusiones a tope.

Comienza la carrera con una vuelta a los paseos de la Bomba y del Salón, apenas un km y desde ahí  vamos saliendo de la ciudad por la carretera a Sierra Nevada. 10 km después es cuando empieza la subida sin perdón.
 A las 6:45 en linea de salida, madrugón de rigor.

En estos 10 primeros km apenas se supera un desnivel de 100m. Y el truco que yo utilizo es bajar el ritmo hasta tardar 5 minutos más que el ritmo normal de entrenamiento.
Así consigo llegar a las primeras rampas enterito, de los últimos, pero enterito. Tengo que ser plenamente consciente de que quedan 40km de ascenso para superar un desnivel de 2700m.
Los 5 o 6 km siguientes consigo mantener la posición, apenas sin variación.  Pero, a partir del km 15 ya empiezo a ver a algún corredor andando; algún otro que se entretiene de más en los avituallamientos y poquito, muy poquito a poco voy ganando posiciones.
Todo el tramo de 5 o 6km que se hace entre pinos me resulta ingrato. Paisaje cerrado y calor, aparte de que el cansancio empieza a notarse en las piernas. Este tramo desemboca, hacia los 2000m de altura, en la cuerda que al fin y a la postre nos conduce a la Virgen de las Nieves y que a la derecha nos permite ver todo el valle de la estación de esquí.

Los tresmiles más próximos al Veleta.

Ya se ve El Veleta, extremadamente grande, extremadamente lejos y extremadamente desafiante.
Por esta cuerda ya voy andando a tramos y cuando la pendiente aminora me permito aún el lujo de correr. Al final de la cuerda ya voy por el km 37 y ya sólo ando. Pero, a partir de ahí pongo un ritmo fuerte y adelanto incluso a algún corredor que aún insiste en correr.  Lo que sucede es que casi a 2800m el oxígeno ya no sobra y yo creo que al correr a esa altura el rendimiento baja y sólo los cracks son capaces de mantener los 10km/h. Yo me mantengo casi a siete y desde la Virgen de las Nieves hasta la cima adelanto alrededor de 70 puestos.
Como he ahorrado mucha energía hasta ahí, los últimos 15 km se me hacen agradables, disfrutando del paisaje rocoso y abrumador  de las cimas, viendo que responden las piernas y adivinando que la meta está cerca.
A 100m de la meta la gente me anima a correr pero yo, con la cabeza fría, me niego. 100m cuesta arriba a 3300m de altura son equiparables a descargar un camión.
El año pasado así lo hice y tardé 10 minutos en recuperar la respiración. No, este año, no.
Paro el crono particular en: 06:05:58

He cumplido lo propuesto y comienzo a recoger las bendiciones del entrenamiento y la competición.

Beber, comer y abrigarse es el protocolo que hay que cubrir al llegar arriba. Unas fotos de rigor y me dirijo a la cola para coger el minibús que nos ha de acercar al telesilla que a su vez nos baja a Borreguiles y desde ahí  la cabina que nos lleva a Pradollano.
El descenso en el telesilla me hizo tiritar de frio durante 10 minutos. Más incluso que en pleno invierno esquiando.  Luego, en el telecabina, mantuvimos una conversación animada los 6 participantes que coincidimos y… hasta más ver.
Recogí el trofeo, más manejable de tamaño que el del año pasado; el siguiente paso fue ir a por la comida. Una paella de la que tuve que pescar los trocitos de pollo para reanimarme, porque siento decirlo pero el arroz no se lo comía ni el pollo.
En el parking grande había dos autobuses, reservados a los corredores y familia, que nos bajaron hasta el hotel. Un viaje de vuelta tranquilo que nos dejó ver parte del recorrido y recordar el esfuerzo que suponía ir subiendo por aquella carretera.

Marisol se merece también un trofeo.

¿Cómo acabó el día? Pues de la mejor manera: ducha, siesta, paseo, cervezas y tapas.
Desde luego que fue un día “Bo Derek”.

 Trofeo.


domingo, 24 de abril de 2016

Maratón Madrid 2016



Una lesión me ha mantenido sin competir más de medio año. Hoy era el día D, y la hora H las 09:05. Hemos ido Elena y yo prontito a dejar la bolsa en el guardarropa. Ella iba de voluntaria al control antidopaje, eso me ha servido para codearme con los atletas que han entrado en meta un poquito antes que yo. Ves, por ser lento a mí no me hacen el control de orina, sangre ni tampoco el control de plagas… jeje.

 
Fotografía con dos Elenas. Mi hija y la primera española clasificada.

 
La segunda clasificada, Abebech.

 
Con otro grupito de campeones. 

Desde el guardarropa y camino de la salida he visto varios grupos de corredores naranjas. Corría detrás de ellos por si eran mis compis del Maratón Guadalajara y… chasco. Ni una ni otra vez lo eran.
Por el km 14 ya he visto a un grupito, Isidoro, Chena y creo que otros tres o cuatro. Haciendo la goma he ido a su altura hasta la Casa de Campo. Los del globo de 3:30 nos pisaban los talones y la segunda vez que nos han pisado los talones me han espoleado un poquito y me he adelantado según tenía previsto, ya que parece que tenía un pequeño ahorro de energía.

 
Paracatutista

 
Élite masculina

 
Élite femenina.

 
Élite popular

 
Inmediaciones de la plaza de España.


 
 Juan, en plena faena


 
Roberto, divino de la muerte.

Me ha gustado la sensación de ir adelantando desde el puesto 1895 al 1240, en el que he quedado. Hace muchos años que no iba a más en la segunda parte de la carrera. Un gustazo!
Casi que por primera vez he realizado una maratón de Madrid conforme a lo que tenía programado:
Salir más o menos delante, alguna vez he salido entre los mil últimos.
Hacer la primera media con tranquilidad y regulando el desgaste. Las últimas veces pinché.
Y en el último tercio, sin sufrir, apretar y gastar lo ahorrado al principio.
Me ha salido fenomenal. He acabado en 3:25 y pico, neto.
He llegado integro a meta y sin agonías de ningún tipo. O sea, muy bien.

Ahora me toca comentar lo que va en paralelo a la carrera.
El acceso a los guardarropas ha sido problemático porque había que llegar a las casetas numeradas por un estrechamiento debido a las colas de las baterías de inodoros, colocados justo enfrente. Un poco caótico.
¡Cuánto echo de menos las rodajas de sandía y la cerveza de grifo que nos ofrecían antes a los verdaderos protagonistas de la fiesta de maratón, los corredores!
Se supone que el montón de euros que pagamos no son suficientes para ese derroche. Es lo que tienen los negocios.
Me pueden comparar este precio de Madrid con los 400$ que se pagan en New York. Bueno, pero es que eso es un robo a mano armada. ¡A otro perro con ese hueso! Si voy a NYC ya me gastaré ese dinero en una cena de lujo, por ejemplo.
La bolsa del corredor es mejor en el 90% de las carreras que organizan asociaciones, clubs, ayuntamientos pequeños. En fin, qué cosas pasan.
Y por último, hoy ha sido el día que más ambiente he visto en las calles de Madrid. Parece que empieza a ser una fiesta para la ciudad, no un problema de calles cortadas y conductores enfadados. Bien por el transporte público.

Hoy hay poquitas fotos, sólo salimos Juan y yo. Pero Marisol ha hecho por lo menos 12km andando para poder tomarlas. Gracias, pues.
Las fotos están en el enlace: Fotos Maratón Madrid