lunes, 11 de noviembre de 2013

X maratón de Oporto y Fámily race.

No sé cuál es el motivo por el que a veces demoro hasta una semana en escribir una crónica de un viaje o una carrera:
Será tu voz, será el licor,
Serán las luces de esta habitación...


El viernes, 1 de noviembre, salimos de Barajas Dolores, Marisol, Alberto y un servidor, caminito aéreo de Oporto.




                                                         Recogida de dorsales


El motivo era la celebración de la X maratón y la "family race" de Oporto.

¿Y... por qué Oporto? Pues muy sencillo: las niñas de mis ojos, Elena y Carlos, me regalaron la inscripción para mi cumple.
¡Hijos mios!

Sin olvidarme de los 100km de Segovia me vi embarcado en otra aventura. Ah... ¡qué atrevido soy! Siempre estoy aprendiendo: en un mes, unas piernas no se recuperan de haber corrido 100km.
Pinché, sí, pinché. Me estrellé contra el famoso muro de los 30km. Iba tan ricamente hasta el km 30 y me paré a coger agua en el avituallamiento porque alguien se me cruzó y no pude cogerla a la carrera. Tres metros atrás y... fue imposible volver a correr. Se me quedaron los muslos duros como la mojama. Pensé que era un castigo divino por ir corriendo detrás de una lusa durante 20km, como pasó en la bíblica Sodoma.








































                                      
Desde ahí a meta tardé hora y media. Desde luego que tuve tiempo de disfrutar de la costa atlántica.

Cuando llegué a meta, unos metros antes, me vió Dolores, que estaba fresca como una lechuga después de haber hecho los 16km de su carrera "family race" y me daba ánimos para seguir hasta la última pancarta.
Ya en meta Marisol y Alberto me recogieron para que no diera otra vuelta extra. La verdad es que no sabía por dónde me las andaba.






                                                           Puente de Luis I

                                                                    Abbey road  !!


                                                  Embarcadero turístico


                                         Justito, antes de salir, con sorpresa para Dolores

                                                                 Haciendo amigos

                                                                  Alberto me anima

                                                  Dolores a punto de llegar a meta


Acabado el sector deportivo, sólo tengo que decir que ha sido un viaje la mar de chulo. Oporto nos ha dejado muy buena impresión.
Nos ha gustado la ciudad histórica y la moderna. Nos ha gustado la ribera del rio y la orilla del mar, sus vinos, sus pasteles, su bacalao, monumentos, calles y pequeños detalles como la librería de Harry Potter y alguno más, pero que dejo para enumerar cuando hable por la radio en el programa Nómadas, el domingo por la mañana.

Nos hemos traído un buen montón de recuerdos y también de fotos.
Por cierto, ¿que habrá pasado con una botella de vino oportuno? Me acuerdo que la abrimos ¿y... luego?
En fin, cosas de la cabeza.