martes, 21 de agosto de 2012

Luzaga vuelta y vuelta


Calor:  Sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura.

Precisamente en Luzaga experimenté esa sensación.

Durante la celebración de la X carrera de Luzaga este sábado pasado pudimos saborear los rigores del verano. Se supone que Luzaga es de los pueblos más fresquitos de Guadalajara pero nos acogió con una temperatura de 35 grados.
La salida, prevista a las 6:45 se retrasó media hora. Por suerte en ese intrevalo el cielo se nubló y más o menos se mantuvo así durante la carrera.

Del club Maratón nos juntamos Jose Luis, joven veterano, Emilio, Dani y yo mismo.
Bueno, si. ¡Estoy feo! y qué más dará.

Este año cambió un poco el recorrido y dimos dos vueltas por el pueblo antes de tomar los caminos radiales que nos alejaban de éste. Pasando nuevamente por el pueblo tomamos la carretera que lleva a Cortes de Tajuña y a unos tres km. hicimos un pequeño recorrido por la ribera del rio para regresar por la misma carretera a Luzaga.
Yo, personalmente, salí con un ritmo cómodo, aunque de los primeros, para dejarme adelantar poco a poco por aquellos que luego me hacen tragar polvo. Así consigo mi posición natural sin esfuerzos generosos.
Cuando faltaba un km. a meta y sabiendo que tenía fuerza suficiente di un arreón para acabar con buen sabor de boca.

Hice algo más de tiempo que otros años, pero nunca había realizado esta carrera con esa Sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura.


En Luzaga tengo amigos que además son compañeros de trabajo. Hablo de Esteban y Reyes, ella sí es oriunda. Atentos a las andanzas de Dani  y Paloma que en breve nos presentarán Velociraptor http://velociraptormp.wordpress.com

Como siempre. Ahí está Marisol, incansable haciendo fotos de todos y de todo. Podéis ver las fotos en este enlace maravilloso

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sierra de Ayllón, entrenamiento montañero.


Cuando yo era un niño y vivía en la calle Cifuentes, siempre me llamaron la atención unos montes que se veían desde mi ventana casi siempre cubiertos de nieve, mucha más que el orgulloso Ocejón. Allí estaban, en segunda linea, y no había carretera que se acercara a ellos.Muchos años más tarde aprendí que se trataba del Pico del Lobo en el macizo de Ayllón.
Mi inicio en las carreras de montaña fue una media maratón en La Hiruela, hace trece años. En aquella carrera me perdí dos veces y obtuve mi "mejor" peor puesto: antepenúltimo. Esa carrera me llevó a la cima del Santuí (1930), pero no llegué a ver el paisaje por causa de la niebla.

Ayer, en cambio, ví el Santuí, el Cerrón y el Pico del Lobo. Los ví y pisé sus cimas. ¿Cómo? Así:
 El momento de salir del pueblo hacia la pista.
 Momentos previos a retomar la subida que rodea al Santuí.
 Al fondo Tres Provincias y a su derecha llegaríamos al Pico del Lobo.
 Al fondo, entre neblina, se aprecia el macizo de La Cabrera. mientras llegábamos al collado que nos daba entrada al Cerrón.
 ¡Hola!
 Sobrepasado el Santuí y camino del Cerrón.
 El Cerrón.
 El camino que nos lleva... A la derecha, el Pico del Lobo y las laderas esquiables.

 
Recibí el lunes una llamada relámpago de Sandra y Miguel para hacer un entrenamiento desde El Cardoso de la Sierra.
Me hizo mucha ilusión porque se trataba de recorrer los valles, cordales y picos que soñé desde mi ventana.

Quedamos en El Cardoso a las diez, yo llegué desde Madrid y ya estaban esperándome en la plaza. En pocos minutos nos pusimos en marcha andando, pero a muy buen paso. Miguel, meticuloso, estudió el mapa para asegurar el recorrido a seguir, pero Sandra y yo, que íbamos unos metros por delante no vimos una pista, menos marcada, pero que era la correcta. Miguel se dió cuenta del error pero ya habíamos pasado
un par de km cuesta arriba. Lo subsanamos cogiendo el camino de las vacas... Una senda por la máxima pendiente que nos llevó a las inmediaciones del Santuí.
Ya veíamos claramente la cima del Cerrón y nos dirigimos hacia él. Íbamos andando, pero para mi resultaba extenuante en algunos tramos porque el paso que llevábamos no era precisamente de paseo.
Al llegar a la cima del Cerrón (2199) nos estaba esperando un nutrido grupo de cabras que estaban disfrutando del fresco aire serrano.

Ya veíamos el camino completo que nos llevaría a la cima del Pico del Lobo y comentábamos las posibilidades que ofrecen todas esas laderas para hacer descenso con el esquí de travesía.

En el Pico del Lobo nos recibió una familia de montañeros y un vientecillo fino que a pesar de ser agosto aconsejaba ponerse ropa de más abrigo.
Las pistas de La Pinilla.

Cima del Pico del Lobo.
Ventana a Castilla-León.

Hasta aquí tardamos tres horas y los libros de rutas presuponían cuatro horas pero sólo hasta el Cerrón, esto da idea del paso que llevábamos.
Camino de regreso hacia el Cerrón.

La vuelta ya la hicimos al trote donde lo permitía el terreno y como nos faltaba pisar la cima del Santuí no dejamos pasar la oportunidad y allí que nos fuimos.

Último descanso en la cima del Santuí.

A unos cientos de metros de la cima tomamos una pista forestal que nos llevaría hasta el pueblo con una pendiente suave y prolongada que nos dio los peores momentos de la marcha porque el calor y las cinco horas y cuarto de ejercicio hicieron mella. Pero en resumidas cuentas fue un entrenamiento perfecto. ¡Olímpico!