miércoles, 8 de agosto de 2012
Sierra de Ayllón, entrenamiento montañero.
Cuando yo era un niño y vivía en la calle Cifuentes, siempre me llamaron la atención unos montes que se veían desde mi ventana casi siempre cubiertos de nieve, mucha más que el orgulloso Ocejón. Allí estaban, en segunda linea, y no había carretera que se acercara a ellos.Muchos años más tarde aprendí que se trataba del Pico del Lobo en el macizo de Ayllón.
Mi inicio en las carreras de montaña fue una media maratón en La Hiruela, hace trece años. En aquella carrera me perdí dos veces y obtuve mi "mejor" peor puesto: antepenúltimo. Esa carrera me llevó a la cima del Santuí (1930), pero no llegué a ver el paisaje por causa de la niebla.
Ayer, en cambio, ví el Santuí, el Cerrón y el Pico del Lobo. Los ví y pisé sus cimas. ¿Cómo? Así:
El momento de salir del pueblo hacia la pista.
Momentos previos a retomar la subida que rodea al Santuí.
Al fondo Tres Provincias y a su derecha llegaríamos al Pico del Lobo.
Al fondo, entre neblina, se aprecia el macizo de La Cabrera. mientras llegábamos al collado que nos daba entrada al Cerrón.
¡Hola!
Sobrepasado el Santuí y camino del Cerrón.
El Cerrón.
El camino que nos lleva... A la derecha, el Pico del Lobo y las laderas esquiables.
Recibí el lunes una llamada relámpago de Sandra y Miguel para hacer un entrenamiento desde El Cardoso de la Sierra.
Me hizo mucha ilusión porque se trataba de recorrer los valles, cordales y picos que soñé desde mi ventana.
Quedamos en El Cardoso a las diez, yo llegué desde Madrid y ya estaban esperándome en la plaza. En pocos minutos nos pusimos en marcha andando, pero a muy buen paso. Miguel, meticuloso, estudió el mapa para asegurar el recorrido a seguir, pero Sandra y yo, que íbamos unos metros por delante no vimos una pista, menos marcada, pero que era la correcta. Miguel se dió cuenta del error pero ya habíamos pasado
un par de km cuesta arriba. Lo subsanamos cogiendo el camino de las vacas... Una senda por la máxima pendiente que nos llevó a las inmediaciones del Santuí.
Ya veíamos claramente la cima del Cerrón y nos dirigimos hacia él. Íbamos andando, pero para mi resultaba extenuante en algunos tramos porque el paso que llevábamos no era precisamente de paseo.
Al llegar a la cima del Cerrón (2199) nos estaba esperando un nutrido grupo de cabras que estaban disfrutando del fresco aire serrano.
Ya veíamos el camino completo que nos llevaría a la cima del Pico del Lobo y comentábamos las posibilidades que ofrecen todas esas laderas para hacer descenso con el esquí de travesía.
En el Pico del Lobo nos recibió una familia de montañeros y un vientecillo fino que a pesar de ser agosto aconsejaba ponerse ropa de más abrigo.
Las pistas de La Pinilla.
Cima del Pico del Lobo.
Ventana a Castilla-León.
Hasta aquí tardamos tres horas y los libros de rutas presuponían cuatro horas pero sólo hasta el Cerrón, esto da idea del paso que llevábamos.
Camino de regreso hacia el Cerrón.
La vuelta ya la hicimos al trote donde lo permitía el terreno y como nos faltaba pisar la cima del Santuí no dejamos pasar la oportunidad y allí que nos fuimos.
Último descanso en la cima del Santuí.
A unos cientos de metros de la cima tomamos una pista forestal que nos llevaría hasta el pueblo con una pendiente suave y prolongada que nos dio los peores momentos de la marcha porque el calor y las cinco horas y cuarto de ejercicio hicieron mella. Pero en resumidas cuentas fue un entrenamiento perfecto. ¡Olímpico!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy buen resumen de la jornada, la verdad es que he visto que has mejorado mucho en los terrenos rocosos y técnicos, este tipo de recorridos dan muchas tablas para afrontar una carrera larga con desnivel y diversidad de terrenos...¡¡Muy bien!!
ResponderEliminar