Meditaciones post aventura.
A quien le pueda interesar...
Es toda una peripecia dar la vuelta al macizo de Monte Perdido en menos de 22 horas según las normas dictadas en la WEB http://www.monteperdidoextrem.com/
Salir del refugio de Pineta y regresar pasando por los de Spuguettes, Sarradets y Goriz con más de 7000 m de desnivel acumulado y cerca de 50 km de recorrido no es moco de pavo.
En un solo día se recorren las cuatro estaciones del año. Si hubiera estado nublado yo creo que sólo se pasa por el invierno y como mucho la primavera.
Yo había visto de lejos estas montañas y ya me impresionaban, pero vivirlas es una experiencia fuerte, fuerte.
Era la primera vez que me enfrentaba a una marcha de tales características. Lo que se desconoce se teme y yo tenía más miedo que una ternera a la puerta del matadero.
Pensé que iba a pasar frio y me cogí una camiseta térmica, una camiseta de maga corta y una de tirantes y para remachar me puse un chubasquero (la etiqueta decía traspirable).
Llevé a la práctica eso de las capas de cebolla ¡y hasta qué punto! ¡no pasé frio!, aunque tampoco calor. La temperatura llegó a estar rondando los cero grados desde el balcón de Pineta a Tucarroya.
Está claro que me abrigué en exceso, ¡Craso error! Sudé estilo sauna durante las tres primeras horas y eso mermó mi nivel de hidratación hasta el límite de presentar calambres a las cuatro horas de recorrido.
El segundo inconveniente fue utilizar una mochila de expedición al Everest en vez de una ligera. Está claro, luego tenía que guardar todo mi equipaje. Además, a posteriori me di cuenta de las cosas que no utilicé y que me sobrecargaron. No hablo de las barritas energéticas, geles ni de la barra graso-energética, que por lo menos sirvió para unas risas.
Para quien no lo sepa una barra graso-energética es un Chorizo.
El tercer inconveniente fue utilizar como hidratación el agua pura, sin sales. Pensando que barritas y geles aportarían las sales necesarias al organismo. Pues parece ser que eso así no funciona bien. Hay que beber compuestos equilibrados con las sales necesarias. En una carrera de dos o tres horas, eso puede funcionar, pero cuando se ajusta un ejercicio al límite hay que afinar también mucho esos detalles.
Pero bueno, todos esos inconvenientes los pude suplir con creces con una de mis mejores armas.
Esas armas son mis amigos. A Valentín, Raúl, Miguel y Sandra les mantuve en jaque y pendientes de mi durante todo el recorrido. Me ayudaron en la marcha con consejos, avituallamiento, ánimos y servicio de portes hasta la llegada de nuevo a Pineta.
No tengo más remedio agradecerles su comportamiento conmigo porque renunciaron a luchar contra el reloj para estar pendientes de mi. Yo les daría como marca oficial del recorrido 12:00:00 horas. Y no las 15:35:00 conseguidas. Y si no, ya lo veremos en el próximo intento. ¡Que lo habrá!
No cabe duda que ha sido la experiencia deportiva más intensa que he vivido: Carrera nocturna, la dureza de las pendientes, los paisajes sobrecogedores, el esfuerzo derrochado... El límite siempre lo tenemos mucho más lejos de lo que la razón dicta.
Los doy por buenos si es que me evitan de ahora en adelante cometer otros nuevos o repetir estos mismos.
!Cuidado, eh! que he disfrutado un montón de la marcha y no he sufrido en ningún sentido. Esto supone un notable alto dentro de mis experiencias deportivas. También lo ha sido compartir viaje, mesa y conversación con Luis, Manolo y Raúl con los que espero coincidir además en una afición recién adquirida como lo es el esquí de travesía, del que me da la sensación que son unos figuras.
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