Cogollor, mi campo de entrenamiento estival.
Está bien, haré saber a todo el mundo cúal es mi secreto para conseguir esas marcas excepcinales que logro en las competiciones. Je, je.
Ahora que el final del verano llegó y todos partimos hacia el orden es el momento de enseñar los caminos por los que pateo rodeado de naturaleza rural. No se trata de un santuario como los Picos de Europa o Doñana pero tiene todos los encantos de Castilla y la Alcarria.
Primero el pueblo, Cogollor: pequeño, apacible, escondido entre arboledas que le otorgan un frescor envidiado en esas de noches de bochorno veraniegas. Rodeado de montes y tierras de labor donde el girasol, cereal y espliego pintan cuadros que cambian de color en los meses de verano.
Es de esos remansos de tranquilidad donde la conversación animada entre sus vecinos en las tardes de verano y sus frescas noches se convierte en el reclamo de todos los que allí vamos.
No hay prisas, en sus quehaceres todos encuentran un rato para saludarse interesarse por el otro, tomar un chatejo si procede y un “hasta luego” que llegará sin duda alguna para charlar del campo, las vacaciones, la salud, el gobierno y de lo que se tercie.
Un pueblo agrícola como Cogollor cuenta con gran variedad de caminos que yo aprovecho para esos entrenamientos matinales. En el video recojo la ruta que saliendo desde Cogollor pasa por Valderrebollo, Yela y Hontanares. Uno de los itinerarios más habituales en mí porque aglutina camino llano, carretera y cuestas, unos 15 km que se hacen amenos.
Otro camino que frecuento es el que va a Las Inviernas, pasando por el Tiricuende, donde el bosque de carrascas me hace “ir soñando caminos”.
Luego están los que atraviesan la Alcarria, las cañadas que ya sólo frecuentan agricultores.
El camino de Yela tiene fuentes que a modo de avituallamiento. Si, si, ya se que no tiene sales pero me calma la sed y apenas es un recorrido de hora y cuarto.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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