Hoy la Maratón de Madrid se ha vuelto a comportar como una montaña de ocho mil metros.¡Sólo deja que la domine quien ella quiere!
La maratón, que tiene vida propia, selecciona quién la disfruta, quién la sufre, quién la domina y a quién machacar.
Hoy, a mi, me ha tocado lo del machaque. He salido ajeno al reto que me esperaba, creo que es la primera vez que yendo en carreran no estaba concentrado en las zancadas o la simple estrategia, ni si quiera he sido consciente de por qué calles iba. Solo estaba pendiente de una cápsula articular del pie,del psoas ilíaco y del aquiles iqdo.y del isquio...Pero finalmente ninguna de éstas partes me dado mayor problema.
El problema, no, mejor dicho, la causa es múltiple. Un accidente se produce por una serie de causas concatenadas.
En mi caso esas causas han sido: entrenamiento irregular y tardío, exceso de km en la última semana, estress, viajes y algún otro de cuyo nombre no quiero acordarme.
He dicho que me ha machacado y además la he sufrido pero la he dominado. ¡He llegado a la meta! 3:43:08. Cinco minutos menos que la primera maratón de Madrid que hice allá por el año 1998.
El día, desde luego ha sido bonito para correr, con una temperatura favorable y mucha más animación por las calles que años atrás.
Pero bueno, lo mejor es que ya estoy pensando en mi próximo reto; aunque ahora me duelan las piernas más que al Stalone.
Hoy mi familia, al 100%. Mi hija Elena, de voluntaria en fisioterapia en meta.
Y dejo unas fotos que ha sacado Marisol como testigo del evento:
domingo, 27 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
De La Molina a Segovia
Tenía que hacer por devoción una crónica de los cuatro días que he pasado en La Molina practicando esqui de travesía y hoy me sentía animado para hacer la correspondiente crónica de la media maratón de Segovia.
Así que ahí van ambas, de un solo disparo.
El 28 de febrero salimos de la puerta de casa, en Madrid, en el autobús del club de esquí de Ávila caminito de la estación de esquí gerundense de La Molina. Como el autobús, repleto de buenos amigos, tiene que hacer las paradas técnicas obligatorias, las aprovechamos para merendar y cenar (uno de los buenos momentos del viaje). En esas paradas ya nos saludamos los viejos amigos con un poco más de calma y nos ponemos al día de nuestras cosas.
Se llega alrededor de la 1:30 de la madrugada al hotel y pillamos la cama con más ganas que Carpanta.
Siempre pasa igual al llegar a un sitio nuevo; nos cuesta unas horas centrarnos y dominar las infraestructuras que nos ofrece la estación.
Así, llegamos tarde a las citas, desconocemos los caminos y pistas, ¿dónde comer? y no quiero alargar la lista...Pero una vez que está todo bajo control es una pasada lo divertido que resulta esquiar y tomar una cervecita con los amigos.
Camino de PuigllanÇada
Cerca de la cima del PuigllanÇada y al fondo La Tosa
Vistas desde La Tosa
Para mi, es el cuarto año que utilizo los esquíes de travesía y de esta manera disfruto de los bosques, del silencio, de las cimas que me llaman como los cantos de las sirenas a Ulises.En fin ¡eso es vida!
Del macizo de La Molina subí a las dos cimas más importantes, PuigllanÇada y La Tosa y desde allí se pueden ver la mitad de los Pirineos.
Subí solo, es verdad que eso no se debe de hacer, pero como es una estación de esquí nunca falta gente en algún ricón. Además nunca me voy a zonas propicias para los aludes.
Antes de que llegue el verano quisiera subir al Aneto. Ójala que me cuadren todas las circunstancias y lo consiga.
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Y... ahora que lo tengo recientito pondré unas lineas sobre la media maratón de Segovia.
Ayer, día 30 a las 10:30 y con el estreno del cambio de hora me di un buen madrugón desde Madrid para llegar a Segovia con una niebla de mil demonios.
Al principio el tiempo nos respetó, aclaró un poco, pero a a media carrera nos cayeron unos chaparrones que no deslucieron la carrera y no impidieron el buen ambiente en muchos puntos de la ciudad.
Iba con miedo a que los isquiotibiales me dieran guerra pero al final resistieron.No me dí una gran paliza y pese a la dureza del recorrido hice 1:35, que no me resultó nada mal. En una carrera llana seguro que hubiera bajado de 1:30.
¡Gracias, Marisol!
Eso me da ánimos para afrontar la Maratón de Madrid (posiblemente la última para mi, como no cambie mucho la organización y precios actuales).
No puedo entrenar mucho porque tengo la agenda muy apretada pero aún corro por gusto, así que si hago más tiempo del previsto en la maratón !no pasa nada!
Así que ahí van ambas, de un solo disparo.
El 28 de febrero salimos de la puerta de casa, en Madrid, en el autobús del club de esquí de Ávila caminito de la estación de esquí gerundense de La Molina. Como el autobús, repleto de buenos amigos, tiene que hacer las paradas técnicas obligatorias, las aprovechamos para merendar y cenar (uno de los buenos momentos del viaje). En esas paradas ya nos saludamos los viejos amigos con un poco más de calma y nos ponemos al día de nuestras cosas.
Se llega alrededor de la 1:30 de la madrugada al hotel y pillamos la cama con más ganas que Carpanta.
Siempre pasa igual al llegar a un sitio nuevo; nos cuesta unas horas centrarnos y dominar las infraestructuras que nos ofrece la estación.
Así, llegamos tarde a las citas, desconocemos los caminos y pistas, ¿dónde comer? y no quiero alargar la lista...Pero una vez que está todo bajo control es una pasada lo divertido que resulta esquiar y tomar una cervecita con los amigos.
Camino de PuigllanÇada
Cerca de la cima del PuigllanÇada y al fondo La Tosa
Vistas desde La Tosa
Para mi, es el cuarto año que utilizo los esquíes de travesía y de esta manera disfruto de los bosques, del silencio, de las cimas que me llaman como los cantos de las sirenas a Ulises.En fin ¡eso es vida!
Del macizo de La Molina subí a las dos cimas más importantes, PuigllanÇada y La Tosa y desde allí se pueden ver la mitad de los Pirineos.
Subí solo, es verdad que eso no se debe de hacer, pero como es una estación de esquí nunca falta gente en algún ricón. Además nunca me voy a zonas propicias para los aludes.
Antes de que llegue el verano quisiera subir al Aneto. Ójala que me cuadren todas las circunstancias y lo consiga.
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Y... ahora que lo tengo recientito pondré unas lineas sobre la media maratón de Segovia.
Ayer, día 30 a las 10:30 y con el estreno del cambio de hora me di un buen madrugón desde Madrid para llegar a Segovia con una niebla de mil demonios.
Al principio el tiempo nos respetó, aclaró un poco, pero a a media carrera nos cayeron unos chaparrones que no deslucieron la carrera y no impidieron el buen ambiente en muchos puntos de la ciudad.
Iba con miedo a que los isquiotibiales me dieran guerra pero al final resistieron.No me dí una gran paliza y pese a la dureza del recorrido hice 1:35, que no me resultó nada mal. En una carrera llana seguro que hubiera bajado de 1:30.
¡Gracias, Marisol!
Eso me da ánimos para afrontar la Maratón de Madrid (posiblemente la última para mi, como no cambie mucho la organización y precios actuales).
No puedo entrenar mucho porque tengo la agenda muy apretada pero aún corro por gusto, así que si hago más tiempo del previsto en la maratón !no pasa nada!
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