domingo, 26 de octubre de 2014

Alto Rey, octubre 2014



-¡Marisol! ¿A qué hora ponemos el despertador?
-Pues… a las 6:30, pero cuidado con el cambio automático de hora del movil..
-¡Vale!, pero como hoy dormimos una hora más, no importa.
En ese momento ya tenía yo la mochila preparada, las zapatillas preparadas, calcetines, agua, pantalón; todo para vestirme a la carrera y salir de casa cuanto antes.
Ha salido el sol cuando ya íbamos por Humanes y prometía ser un día excelente. Acostumbrados a madrugar durante toda la semana no teníamos mucha dificultad de mantenernos bien frescos y despiertos.
Nuestro destino era Condemios de Arriba y hemos llegado algo sobrados de tiempo como para que yo pudiera coger uno de los dos autobuses puestos por la organización de la carrera que habría de empezar en Prádena de Atienza. Marisol se quedaba en Condemios y yo viajaba hasta Prádena.


















Me ha dado pena de ver toda la sierra del Alto Rey quemada. La mayor parte afectada era monte bajo. Espero que en pocos años esté recuperada de tal desastre.
Cuando hemos llegado a Prádena, hemos tenido que embadurnar de “vaselina” al autobús para que pasase por alguna calle. Está claro que Prádena es un pueblo destinado a la gente. Eso es lo importante!
Allí, nada más llegar, he visto a muchos de mis amigos y compañeros de carreras y además a mis primos, que también corrían; bueno, sólo la segunda generación. Pero pertenecientes a la élite.
Hemos empezado la carrera cuesta arriba por las calles del pueblo y todos íbamos corriendo, como sintiéndonos sobrados de energía para el resto de la carrera. En ese sentido, aún no he aprendido a dosificarme y precisamente hoy era el día ideal para guardar fuerzas para los 10 últimos km. Hubiera disfrutado más de los caminos semi-llanos del final. Pero bueno, no me quejo.
Subiendo al Alto Rey hemos atravesado las cenizas de las que supongo fueron jaras. Me ha dado miedo pensar qué va a pasar con las lluvias intensas si arrastran la tierra por arroyos y torrenteras. Espero que llueva suave, y nieve bastante para que crezcan como deben los matorrales y la gayuba. ¡ Ay, que leche!
Después de recorrer la cuerda de la sierra y dar una vuelta por la espectacular ermita del Alto Rey hemos descendido rápidamente por pinares no afectados por el fuego hasta rodar a buen ritmo pos pistas anchas, (con alguna indefinición en el marcado del recorrido con cinta blanca).



 












































Al llegar al río Pelegallinas ya me faltaba la fuerza para ir corriendo con cierta alegría y empezaba a soñar con la meta. He ido haciendo la goma (expresión ciclista) con un grupito de cinco o seis corredores, cambiándonos de orden. Señal de que a todos nos faltaba fuelle.


 














































Finalmente, he llegado a Condemios, con alegría, mucha alegría y esa es mi recompensa en las carreras. Se conoce que lo que mejor entreno son las endorfinas.
Luego llega lo más bonito, hablar con unos y con otros, comentar lo ocurrido, tomar una bebida, dos bebidas y hasta tres (no siempre refrescos…)
Hoy además teníamos la comida en el campamento juvenil, para compartir banco (de madera y para sentarse), charlas y experiencias varias. En fin, una gozada.

 

 












































La organización, bien. El trato genial y el ambiente muy agradable.
Vive Dios que si se celebra al año que viene, yo… voy.
¡Tengo cierta conexión con la sierra del Alto Rey!

Y como siempre AQUÍ  están todas todas las fotos que hace Marisol, ¡Gracias!


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